30/1/10

Regresando

He de reconocer que la ausencia de nuevos capítulos se debió, en primera instancia, a la pura flojera, y que me negaba a reaccionar al exhorto de Carmen, cuando dijo: "Ya esténse de fiestas, ya pónganse a trabajar". Al citar ese capítulo en especial, me refiero en particular a las primeras líneas, no a lo de la electricidad en el DF, y sí, pensé que estaba haciendo demasiado frío y había demasiada pereza residual como para atender la petición (que, en mi caso, hubiese sido escribir algo aquí).

Desgraciadamente, poco después, Carmen hizo nuevamente un llamado aquí, ésta vez con motivos realmente tristes y serios, que era el de respaldar al pueblo de Haití en su desgracia. Me da gusto poder decir que varias de las personas a las que suelo leer en estos foros hicieron observaciones similares.

También me da gusto decir que lo hice, y pienso seguir haciéndolo. En ese contexto agradezco encarecidamente el consejo sobre a qué asociación hacer el donativo, y es que, la verdad, cada vez somos más desconfiados sobre a quién confiar el apoyo que queremos dar.

He de decir que había pensado (y lo sigo haciendo) hacerme al hábito de dar ese apoyo en forma consistente durante varios meses. También he de decir que, si los gringos acaban desplazando en forma permanente al gobierno haitiano (que ciertamente está desmembrado) pero, sobre todo, si persisten en no ceder la iniciativa a la ONU, muy posiblemente deje de hacerlo. Y es que considero que eso sería hacerme cómplice de una más de las invasiones que ese país ha perpetrado en nuestras comunidades. Me da tristeza y coraje que sean capaces de pretender adueñarse de la adhesión que los puebles le quieren brindar a Haití.

Las reflexiones anteriores, amén de que al final si me tuve que poner a trabajar pese al frío, me llevaron a no hacer nada en éste espacio. Lo peor es que tengo muchas fotos de muy diversos temas. Pero hoy lo que quiero es mostrarles unas fotografías del Malecón de La Paz en estas épocas.

Y es que miren, se pone nublado.


Y hay viento (estos ya son monumentos a la forma en que antiguamente se extraía el agua de los pozos, en que se aprovechaba la energía eólica, práctica que desgraciadamente se ha abandonado).


Y aquí está la "estatua" a esos molinos, es muy pequeña, pero me gusta.


En enero y febrero sopla mucho el viento. Eso provoca que el número de paseantes en el Malecón disminuya bastante, por eso me gusta la siguiente fotografía. Muy solitaria con excepción del papá cuidando a su hijo. La escena me gusta no sólo por eso, sino por la conjunción de los colores "artificiales" y los naturales. Bueno, en realidad me es grato el contraste, más que la conjunción.


Según yo, es entre enero y marzo que se presentan las mareas más bajas en la parte sur del Golfo de California (para verificar eso hay "Calendarios de Mareas", por cierto, esos calendarios o tablas de marea se me hacen increíbles). A mí me gustan mucho las mareas bajas, ya que dejan al descubierto una parte del fondo del mar.

Eso da chance de adentrarse, recoger caracoles y conchas, y de ver cosas que no siempre se pueden ver con facilidad. Hay personas a las que no les gusta esa época, ya que por efecto del viento y su propio ciclo de vida, se acumula mucho sargazo en la orilla. No les gusta su olor, a mí sí.



Me imagino que todo lo dicho aquí debe resultar sumamente incongruente.
Pero creo que no lo es tanto. Pienso que es la apreciación de determinadas circunstancias que se nos presentan a todos en la vida diaria, sean cálidas, graciosas, amorosas o bellas, lo que nos permite mantener cierta estabilidad interna, y reaccionar adecuadamente ante situaciones adversas y catastróficas.

En otras palabras, no presenté las fotografías para olvidar, sino para poder respirar, suspirar, y seguir adelante.

RRS