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5/6/10

Basura Orgánica

Tengo idea de que en la mayor parte de las ciudades, sobre todo en las más grandes, la basura orgánica tiende a ser monótona y como que fea, paliducha.

Pienso que esa idea me viene de que los alimentos que le dieron origen estuvieron congelados quién sabe cuánto tiempo y, lo peor, suele incluir comida que se descompuso sea fuera o dentro del refrigerador.

(Paréntesis: Indudablemente es bueno separarla de la basura “plástica-inorgánica” para facilitar su aprovechamiento para composta y la producción de gas, pero eso no le quita lo guácala genérico).

Se me ocurre que, si acaso, algunas personas, sean o no citadinas, puedan generar una basura orgánica más simpática- divertida. Supongo que serán aquellas que cuidan de tener una dieta más variada, que procuran obtener alimentos frescos, que mantienen un buen balance entre vegetales y carnes, que chupan y roen los huesos hasta no dejar nada para perros, gatos y hasta hormigas, y que atienden adecuadamente a su refrigerador. Creo que ellos podrían presumir de generar una basura orgánica presentable.

Pero se preguntarán ¿presentable para qué? Bueno, se me ocurre que de esa forma sería posible hacer cuadros de naturaleza muerta del antes y el después y, de esa forma, el pintor obtendría mayores ganancias y se lograría un uso más eficiente de los recursos. Arte orgánicamente sustentable.

Me imagino que en éste momento ya están a punto de irse a leer cosas más relevantes, pero antes vean las fotografías, en las que verán la auténtica basura orgánica de Atlatonan (Diosa Mexica de las costas).

Pero ya, más en serio, con excepción de la primera, las fotos restantes las coloqué al azar.

La primera está ahí, pese a que no es muy buena, porque aparece el alga llamada sargazo, que viene a ser toda esa como hojarasca. Si observan atentamente, verán que también hay unas como “bolitas” que presentan esas algas; se llaman aerocistos, y son vejigas que contienen gas.

Bueno, cuando la planta muere, se desprende del fondo y flota debido a esas vejigas. Como pueden observar, se lleva con ella un montón de bichos encimosos.

En ciertas épocas del año, los vientos y el efecto de la marea los acaban depositando, a todos, sobre la costa.

Los pobres bichos acompañantes deben sentirse como escuincles que se suben a un globo aerostático sin permiso y que, a la mera hora, se desamarra y se va flotando por ahí, a la deriva. Al igual que los escuincles, no saben saltar a tiempo.

Ni modo, eso les pasa por tragones, encimosos y metiches.

Aquí lo único bueno, y que resta dramatismo a esta suerte de fábula que estaba a punto de tener moraleja, es que la mayor parte de esos organismos ya son adultos que lograron cubrir su ciclo de vida. Es decir, no son escuincles, y se me hace que esa es la moraleja.

Bueno, aquí les dejo las fotografías.

No todas ellas están asociadas al sargazo; algunas son mudas de crustáceos o conchas aventadas por el oleaje, pero todas son de la zona entre mareas, y en la misma ocasión.



En la siguiente foto, lo que se ve verdoso, es otra alga que se llama Ulva.


La que sigue la modifiqué. No sólo porque así se ve más bonita, sino porque a través de ese agujero que se le ve a la almeja, un caracol se la comió. Y es que el caracol tiene como un taladro, ya hecho el hoyo nomás succiona. Bien vampiro y bien puro saborear.

















Se me olvidaba. De lo que presento casi todo es potencialmente comestible, aunque son especies muy pequeñas. La verdad no sé sobre los “ofiuros” (esos que parecen y son parientes de las estrellas de mar). Pero, con hambre, yo si los ponía en el caldo.

Me gustan los colores y las texturas.

No cabe duda que soy un hombre afortunado al poder haber visto este "cochinero".

RRS