Ausente mucho tiempo. Mal. Pero bueno no queda sino seguir tratando de compartir vivencias e imágenes.
La verdad es que ahora sí, se los dedico con hartas ganas a Carmen y a Sorokin, quienes siempre andan al pendiente de lo que aquí ocurre.
Las fotos de hoy son de la pasada semana santa, ocasión en la que mi hija me visitó y me la pasé en playas y cerros de la vertiente sur del Golfo de California.
Las fotos de hoy son playeras (de playa, no de vestimenta), ya lo verán. Son una ilustración escuálida de lo que se puede apreciar en menos de una semana en esas costas.
Espero les gusten.
Aquí, en la primera, hay dos peces "atrapados" en una poza de mareas. A ver si los encuentran.
Ahora vienen unas fotos de un gringo que capturó Un "pez fuerte" y un par de "pericos". El pez fuerte es bien pariente de los jureles. Los pericos tienen parientes más raros en los nombres comunes, pero lo cierto es que su filete es muy apreciado regionalmente.
Ahora viene algo que por acá no es muy raro, son peces varados en la playa. La fotografía la tomé en el amanecer, y la marea había estado alta durante la noche. Evidentemente estos peces corneta se vieron atrapados por la bajamar. Si mal no recuerdo, había unos quince en fila. No conozco de que se consuman estos peces, pero se me hace que asados deben estar sabrosos. Se me figuran charales grandototes. Lo de asados lo digo porque tienen hartas espinas.
Ahora vienen nueve imágenes, no sólo de la misma secuencia sino, según yo, con pura familia. Son familias pescadoras. Vean como disfrutan de la pesca del día.
En esa ocasión, su pesca principal fue tiburón y "cornuda" (tiburón martillo).
Ese día me enteré de que la aleta de "cornuda" se las compran a $1200 pesos el kilo, mientras que la de tiburón sólo cuestan $500 pesos. Los pescadores nos explicaron que eso se debía a la cantidad de cartílago que tenía cada especie. A más denso, más caro.
De la serie, las que siguen son mis favoritas. Aparecen los hijos de los pescadores. Diferentes actitudes en relación con su edad, pero miembros todos de esa comunidad. Aquí tenemos, por ejemplo, a los escuincles que ya se aburrieron de la novedad.
Y aquí al niño inquisitivo.
Aquí están los niños colaboradores (lavando las aletas).
Otros, más normales y fodongos, se dedican a dialogar sobre la anatomía del tiburón, y sobre cuántos piquetes habrán de darle a su panza antes de que se salga su contenido.
Antes de que haya muchos reclamos, déjenme decirles que aquí se ilustra una pesquería costera artesanal en la que se utiliza la mayor parte del animal capturado. Bajo ningún concepto debe confundirse con la pesquería industrial en mar abierto del tiburón, que es la verdadera causante del descenso de las poblaciones de esos animales.
Ahora miren otros animales que capturan en el curso de su jornada.
El Colorado-Amarillo es un pargo; los "pintos" son cabrillas sardineras. El de vientre plateado es un jurel o un "pez fuerte". Todos muy apreciados por aquellos a quienes les gusta comer pescado, aunque cada uno es ideal para cosas distintas.
Ahora les voy a presentar algunas especies que se usan como carnada, sea en la pesca artesanal o en la deportiva. La primera es una sardina tropical, el otro es del tipo de los "jureles". Ambos son perfectos para el consumo directo pero, sea por la especie o por la talla, acá se les usa simplemente como cebo.
Y, la verdad, ésta es una pobre muestra de lo que se llega a capturar en pesca deportiva en estos mares. El primero es un dorado, el otro un marlín negro.
A fin de cuentas, la carnada que sobra en la pesca deportiva, es solicitada por las personas que esperan en playa. Ahí cada quien pesca a su modo aunque, como ven, la faceta familiar parece que no se pierde.
Al final su pesca es más modesta, según yo son puros "sabalotes". Pero la verdad a ellos no les importa nada. Les divierte mucho pescar, y es comida.
No estoy seguro, de si sí o si no, pero me parece que algunas de las imágenes ilustran aspectos positivos de nuestra interacción con el ambiente.
Por eso me animé a ponerlas aquí.
RRS