En la semana santa del año
2006 fui por primera vez a una represa antigua a la que le llamo “El Oro”, la
razón de que le de ese nombre es porque está “asociada” al casco de una
hacienda que tenía ese nombre, que yo sepa, no tiene ninguna designación
oficial.
No tengo idea de cuando se
construyó, pero tengo una razonable certidumbre de que debe haber sido en la
segunda mitad del siglo XIX. Pienso eso porque esa hacienda se fundó en 1848,
aunque me parece que la explotación del oro continuó hasta inicios del siglo
XX, y se había iniciado en el siglo XVIII.
Como nota curiosa, los
dueños de esa hacienda introdujeron el agave azul, que entiendo es propio de
Tequila, Jalisco, y llegaron a ganar un premio internacional con ese producto.
Aunque no sé si con tequila o con mezcal, del cual hay algunas especies nativas
en la península. En ese casco también hay algunos árboles que no son de por
aquí, hay fresnos enormes y una parota. Próximamente les mostraré esas fotos,
así como de lo que queda de la hacienda.
Pero hoy de plano quiero
mostrarles la serie de fotos que he tomado de esa presa. Las primeras las tomé
con cámara analógica, así que ni al caso porque eso de escanearlas y ponerlas
aquí no funciona, pero las siguientes fueron meses después, en septiembre y en
octubre del 2006.
Ese año hubo lluvias. A mí
me impactó mucho verla porque, en muchos sentidos, está en medio de la “nada”.
El señor que nos llevó nos platicó que la “argamasa” de la presa se había hecho
usando sangre de buey, y que por eso era tan resistente; han de reconocer que eso
es magia añadida que agrega encanto. La verdad me impresioné. Como pueden ver
la cortina estaba invadida por la vegetación, la segunda foto es un
escurrimiento lateral de la presa. Me gusta porque se adivina el espejo de
agua.
La última foto es un mes
después. Ahí atravesé el pequeño arroyo que se originaba en ella, lo que nos
permitió apreciar claramente el espejo de agua.
Estoy seguro de que en el
2007 y 2008 fui varias veces, pero me parece que no tomé fotografías, me
supongo que porque, para mí, “todo se veía igual”. Gran error.
Eso cambió en diciembre del
año 2009, en el que una amiga, obviamente mucho más curiosa que yo, descubrió
una pequeña puerta que daba acceso a la cortina y al embalse. Vean lo que pudimos ver:
Y, como ven, el agua seguía
escurriendo.
Dicen que a veces lo mejor
es que uno use pocas palabras. Lo cierto es que ver agua dulce en una zona cuya
naturaleza es árida tiene un efecto casi balsámico a la vista.
En fin, mi siguiente
registro fotográfico fue en febrero del 2011. Vean la diferencia:
La verdad es que no
esperábamos hallarnos con eso, sobre todo porque yo siempre había visto que
fluía el agua, lo que sugería que la represa contenía o se alimentaba de un
manantial.
Por cierto, los peces son
tilapias, que fueron introducidos ahí para servir como alimento para aves
migratorias. Fue una mala decisión, ya que hubiese sido mejor introducir, con
fines de conservación, alguna de las pocas especies de agua dulce nativas de la
parte sur de la península. Por razones obvias, ese yerro ahora carece de
importancia.
En esa ocasión aún quedaban
algunas aves. Miren si no me creen.
Otra cosa, aunque la altura
de la cortina debe ser de alrededor de 10 metros, en el interior la profundidad
máxima debió ser como de 1.2 m; me imagino que después de un siglo o cosa así,
la presa se había venido azolvando.
Ya después, pensé que un
temblor relativamente fuerte que había habido en el 2010 podía haber generado
algún tipo de grieta en el lecho de la presa, la siguiente hipótesis, quizás la
más obvia es que en el 2010 las lluvias fueron espantosamente escasas, en fin
las imágenes están ahí.
Como pueden ver a continuación, en marzo del año 2012 la situación no había mejorado:
Me parece que la siguiente imagen, tomada de "Google Earth", corresponde a esa época (se aprecia la cortina de la presa del lado izquierdo):
Las últimas fotografías que
les presento son de noviembre del año 2012. Aquí vale decir que fue
un año “lluvioso”, y que a esas fechas recién había pasado por la zona un
ciclón relativamente benévolo.
Así que esperábamos que el
embalse contuviera una cantidad razonable de agua. Pues ,miren lo que encontramos:
A fin de cuentas me parece
que quizás lo que ocurre es que se está extrayendo más agua del manto freático.
Y ya.
No sé si se aprecia, pero de
hecho los restos de la vegetación acuática que estaba en el centro ya
desparecieron. Seguramente tratarán de convertir el lugar en tierras de
sembradío. Ya les contaré.
No deja de ser curioso, a
fin de cuentas no era sino un ecosistema artificial ¿no? Si los pajarracos
migratorios ya no tienen ese paradero pues, a fin de cuentas, no lo tenían
antes ¿no?
La tilapia tampoco era
oriunda así que ¿cuál es el problema?
Quizás todo se
reduce a un paseo menos, un ecosistema artificial menos. Y sin embargo me da
tristeza haberlo perdido. Supongo que se debe a que a fin de cuentas era un
factor que aumentaba a diversidad, tanto de paisajes como biológica, además era
un ecosistema artificial tan diminuto (creo que menos de una hectárea), que no perturbaba la naturaleza de su
entorno.
En fin, lo bueno es que no
todo se pierde. A fin de cuentas el agua escurre. Hace charcos y meandros bien
chiquitos. Y están nuestras amigas mariposas.
Pero seguiré extrañando esos
reflejos, y el no poder llevarlos a ver el espejo de la que quizás era la presa
más vieja de BCS.
Saludos
RRS