Ya se me había olvidado que aún tengo fotografías de biznagas que no he presentado. Corresponden a la etapa final de la floración, cuando las flores ya han sido fertilizadas y se cierran para dar lugar a los frutos.
Sin embargo, antes de presentarlas, déjenme decirles que en el capítulo V (20/02/10) Mariana hizo un comentario en el que mencionó la existencia de los “nectarios” y su asociación con las hormigas. También dijo que ella ha observado biznagas llenas de hormigas, aunque no tuvieran flores.
Total, me puse a tratar de averiguar sobre el tema, y me encontré una publicación muy bonita sobre un nopal (Opuntia stricta). Para empezar dice que los “nectarios” son estructuras que producen néctar, aunque no están relacionadas directamente con las flores, dice también que son más frecuentes en las plantas tropicales, y que las hormigas son, con mucho, los organismos que los visitan más.
Ya con respecto a ese nopal, viene a ser que en el curso de un día lo llegan a visitar hasta nueve especies de hormigas, algunas durante el día y otras durante la noche. Por último, encuentran que si bien las hormigas no parecen proteger al nopal de todos los insectos, si lo ayudan contra las “palomillas”. Lo más importante es que demuestran que las hormigas contribuyen a que la planta produzca más frutos. Es por ello que biólogos y ecólogos le llaman a estas asociaciones “mutualistas”, ya que cada una de las partes obtiene un beneficio de la colaboración.
Lo cierto es que hasta ahora yo nada más he apreciado tres tipos de hormigas que visitan mi biznaga. Claro, la mía está en un patio urbano, sería cosa de verlas en la naturaleza.
Y ahora sí, vienen las primeras fotos de la serie:
La parte carnosa del fruto es de aproximadamente 3 centímetros y, a diferencia de las tunas, nunca sueltan los restos de los pétalos. A mí me resultan muy simpáticos porque parecen piñas pequeñas. No llevan ninguna espina. Cuando el fruto está maduro se pone de color amarillo y, si uno lo arranca de la planta, se forma un orificio en su base por el que salen las semillas, que son negras y muy pequeñas.
Yo soy pésimo para describir sabores, pero el fruto maduro más bien es ácido, se antoja como para hacer agua, ponerle chile o, según yo, hacerlo en dulce. Me imagino que en algunos lugares del país han de hacer algo de esto con ellos.
Ahora les presento unas biznagas silvestres con sus frutos. Miren lo fecundas que son las canijas.
Ya casi para acabar, les diré que, al igual que en otros lugares de México, en BCS se prepara dulce de Biznaga (acitrón).
Yo lo he visto a la venta únicamente en un pueblo que se llama “El Triunfo”, al sur de La Paz. La verdad es que, si acaso, tendrían un kilo.
El producto es “raro”, ya que no está totalmente cristalizado, sino que es blando. En realidad no está bien preparado, le falta cocción y azúcar. A mí me quedó la impresión de que eso es consecuencia de que los insumos (gas-leña y azúcar) son un bien más preciado que el acitrón. Lo cierto es que, si uno se descuida, puede llegar a desarrollar hongos.
Bueno, hay otra opción, quizás simplemente se lo comen a la primera sentada.
Aquí les dejo un par de fotos más (en época de lluvias), además de una del dulce. La última es una artesanía que fotografié en el DF; me gustó mucho por su tamaño (como 75 centímetros de altura), y por sus detalles.
RRS
Xerófilo: Se dice de todas las plantas y asociaciones vegetales adaptadas a la vida en un medio seco. Por extensión (ocurrencia propia) seríamos los otros seres vivos que, en una u otra forma, nos hemos adaptado y aclimatado a los ambientes áridos. Soy biólogo, fotógrafo aficionado. De origen chilango, trabajo en La Paz, BCS desde 1982. No trabajo en ambientes terrestres, sino marinos. Pero luego de 31 años he llegado a disfrutar profundamente de ambos.
27/6/10
5/6/10
Basura Orgánica
Tengo idea de que en la mayor parte de las ciudades, sobre todo en las más grandes, la basura orgánica tiende a ser monótona y como que fea, paliducha.
Pienso que esa idea me viene de que los alimentos que le dieron origen estuvieron congelados quién sabe cuánto tiempo y, lo peor, suele incluir comida que se descompuso sea fuera o dentro del refrigerador.
(Paréntesis: Indudablemente es bueno separarla de la basura “plástica-inorgánica” para facilitar su aprovechamiento para composta y la producción de gas, pero eso no le quita lo guácala genérico).
Se me ocurre que, si acaso, algunas personas, sean o no citadinas, puedan generar una basura orgánica más simpática- divertida. Supongo que serán aquellas que cuidan de tener una dieta más variada, que procuran obtener alimentos frescos, que mantienen un buen balance entre vegetales y carnes, que chupan y roen los huesos hasta no dejar nada para perros, gatos y hasta hormigas, y que atienden adecuadamente a su refrigerador. Creo que ellos podrían presumir de generar una basura orgánica presentable.
Pero se preguntarán ¿presentable para qué? Bueno, se me ocurre que de esa forma sería posible hacer cuadros de naturaleza muerta del antes y el después y, de esa forma, el pintor obtendría mayores ganancias y se lograría un uso más eficiente de los recursos. Arte orgánicamente sustentable.
Me imagino que en éste momento ya están a punto de irse a leer cosas más relevantes, pero antes vean las fotografías, en las que verán la auténtica basura orgánica de Atlatonan (Diosa Mexica de las costas).
Pero ya, más en serio, con excepción de la primera, las fotos restantes las coloqué al azar.
La primera está ahí, pese a que no es muy buena, porque aparece el alga llamada sargazo, que viene a ser toda esa como hojarasca. Si observan atentamente, verán que también hay unas como “bolitas” que presentan esas algas; se llaman aerocistos, y son vejigas que contienen gas.
Bueno, cuando la planta muere, se desprende del fondo y flota debido a esas vejigas. Como pueden observar, se lleva con ella un montón de bichos encimosos.
En ciertas épocas del año, los vientos y el efecto de la marea los acaban depositando, a todos, sobre la costa.
Los pobres bichos acompañantes deben sentirse como escuincles que se suben a un globo aerostático sin permiso y que, a la mera hora, se desamarra y se va flotando por ahí, a la deriva. Al igual que los escuincles, no saben saltar a tiempo.
Ni modo, eso les pasa por tragones, encimosos y metiches.
Aquí lo único bueno, y que resta dramatismo a esta suerte de fábula que estaba a punto de tener moraleja, es que la mayor parte de esos organismos ya son adultos que lograron cubrir su ciclo de vida. Es decir, no son escuincles, y se me hace que esa es la moraleja.
Bueno, aquí les dejo las fotografías.
No todas ellas están asociadas al sargazo; algunas son mudas de crustáceos o conchas aventadas por el oleaje, pero todas son de la zona entre mareas, y en la misma ocasión.
En la siguiente foto, lo que se ve verdoso, es otra alga que se llama Ulva.
La que sigue la modifiqué. No sólo porque así se ve más bonita, sino porque a través de ese agujero que se le ve a la almeja, un caracol se la comió. Y es que el caracol tiene como un taladro, ya hecho el hoyo nomás succiona. Bien vampiro y bien puro saborear.
Se me olvidaba. De lo que presento casi todo es potencialmente comestible, aunque son especies muy pequeñas. La verdad no sé sobre los “ofiuros” (esos que parecen y son parientes de las estrellas de mar). Pero, con hambre, yo si los ponía en el caldo.
Me gustan los colores y las texturas.
No cabe duda que soy un hombre afortunado al poder haber visto este "cochinero".
RRS
Pienso que esa idea me viene de que los alimentos que le dieron origen estuvieron congelados quién sabe cuánto tiempo y, lo peor, suele incluir comida que se descompuso sea fuera o dentro del refrigerador.
(Paréntesis: Indudablemente es bueno separarla de la basura “plástica-inorgánica” para facilitar su aprovechamiento para composta y la producción de gas, pero eso no le quita lo guácala genérico).
Se me ocurre que, si acaso, algunas personas, sean o no citadinas, puedan generar una basura orgánica más simpática- divertida. Supongo que serán aquellas que cuidan de tener una dieta más variada, que procuran obtener alimentos frescos, que mantienen un buen balance entre vegetales y carnes, que chupan y roen los huesos hasta no dejar nada para perros, gatos y hasta hormigas, y que atienden adecuadamente a su refrigerador. Creo que ellos podrían presumir de generar una basura orgánica presentable.
Pero se preguntarán ¿presentable para qué? Bueno, se me ocurre que de esa forma sería posible hacer cuadros de naturaleza muerta del antes y el después y, de esa forma, el pintor obtendría mayores ganancias y se lograría un uso más eficiente de los recursos. Arte orgánicamente sustentable.
Me imagino que en éste momento ya están a punto de irse a leer cosas más relevantes, pero antes vean las fotografías, en las que verán la auténtica basura orgánica de Atlatonan (Diosa Mexica de las costas).
Pero ya, más en serio, con excepción de la primera, las fotos restantes las coloqué al azar.
La primera está ahí, pese a que no es muy buena, porque aparece el alga llamada sargazo, que viene a ser toda esa como hojarasca. Si observan atentamente, verán que también hay unas como “bolitas” que presentan esas algas; se llaman aerocistos, y son vejigas que contienen gas.
Bueno, cuando la planta muere, se desprende del fondo y flota debido a esas vejigas. Como pueden observar, se lleva con ella un montón de bichos encimosos.
En ciertas épocas del año, los vientos y el efecto de la marea los acaban depositando, a todos, sobre la costa.
Los pobres bichos acompañantes deben sentirse como escuincles que se suben a un globo aerostático sin permiso y que, a la mera hora, se desamarra y se va flotando por ahí, a la deriva. Al igual que los escuincles, no saben saltar a tiempo.
Ni modo, eso les pasa por tragones, encimosos y metiches.
Aquí lo único bueno, y que resta dramatismo a esta suerte de fábula que estaba a punto de tener moraleja, es que la mayor parte de esos organismos ya son adultos que lograron cubrir su ciclo de vida. Es decir, no son escuincles, y se me hace que esa es la moraleja.
Bueno, aquí les dejo las fotografías.
No todas ellas están asociadas al sargazo; algunas son mudas de crustáceos o conchas aventadas por el oleaje, pero todas son de la zona entre mareas, y en la misma ocasión.
En la siguiente foto, lo que se ve verdoso, es otra alga que se llama Ulva.
La que sigue la modifiqué. No sólo porque así se ve más bonita, sino porque a través de ese agujero que se le ve a la almeja, un caracol se la comió. Y es que el caracol tiene como un taladro, ya hecho el hoyo nomás succiona. Bien vampiro y bien puro saborear.
Se me olvidaba. De lo que presento casi todo es potencialmente comestible, aunque son especies muy pequeñas. La verdad no sé sobre los “ofiuros” (esos que parecen y son parientes de las estrellas de mar). Pero, con hambre, yo si los ponía en el caldo.
Me gustan los colores y las texturas.
No cabe duda que soy un hombre afortunado al poder haber visto este "cochinero".
RRS
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