5/2/09

Palmeras-I


Hace muchos años, en mi imaginario las palmeras estaban asociadas a dos cosas: oasis y playa.

Después de algún tiempo de pasear por acá me di cuenta de que esa es una visión estrecha. Y es que las palmeras nativas de la península de Baja California en realidad no están asociadas a la playa, sino al agua dulce y, por otro lado, pasa a resultar que según el diccionario, los oasis sólo existen en Asia y África.

Según leo*, en BCS hay cuatro especies de palmeras nativas, dos pertenecen al género Erythea y las otras dos al género Washingtonia. Las cuatro tienen en común que sus hojas son tipo "abanico", como la de la fotografía de aquí abajo:

Pero no es tan simple; desde hace muchos años fueron introducidas a la península otras dos especies, una es la palma datilera y la otra la palmera de coco. A semejanza de las especies nativas, la datilera tiene más afinidad y necesidad de las fuentes de agua dulce, en contraste con la de coco, que es la que tanto se asocia con las playas y el mar. La hoja de las palmeras introducidas es de tipo "pluma". Aquí abajo está la de una palma datilera, y la que sigue es de un palmar datilero. Ambas corresponden a San Ignacio que, si no me equivoco, es de los primeros lugares en que la palma de dátil fue introducida por los misioneros jesuitas, por allá de la primera mitad del siglo XVIII.


Las palmeras introducidas y las nativas no parecen tener un conflicto de "exclusión", como puede presentarse con otros grupos de organismos en condiciones análogas. La foto de abajo es de un lote abandonado en La Paz, en que, si se fijan en las hojas de las palmas, se darán cuenta de que hay de los dos tipos.

A mí me gustan los cocos, y me fascinan los dátiles, particularmente incorporados a un pastel con nueces pero, la verdad, es que lo que más me gusta es andar en el monte y encontrar palmeras nativas que, como ya vieron, son en realidad muy fáciles de distinguir.

Cuando uno anda en el monte, lo que se encuentra es que las palmeras nativas estarán asociadas a algunos sectores de los cauces de los arroyos, específicamente a aquellos en los que el agua es más superficial.

A fin de cuentas eso produce una mescolanza increíble entre cactos, palmeras y matorral xerófito que, definitivamente, rompe con aquel imaginario mío.

No es oasis, no es playa, no hay cocos.

Hay monte, y espinas en hartas presentaciones. Con suerte un charco o un hilo de agua.

Creo que en las dos visiones el único denominador común es la sombra, el frescor.

Las diferencias son lo que conforman el paisaje sudcaliforniano. Lo común, y el asombro ante la diversidad, es lo que hace que ambas imágenes puedan ser tan gratas.


Por otro lado, aunque me agrada la convivencia entre las palmas exóticas y las nativas, me es visualmente más llamativa la cercanía de las cactáceas con las palmeras. Vean si no.

Cuando uno anda en estas tierras, y ve estos paisajes desde las alturas y observa un palmar, se pueden tener dos certezas: es el cauce de un arroyo y, en esa zona, el agua está cerca de la superficie.
Pero acá, les aseguro, no vale aquello de "sigue el curso del arroyo cuesta abajo y encontrarás quién te ayude".

Y es que acá el suelo se chupa el agua.

Pero de todos modos, si encuentras a alguien, te ayudará.

Y por eso de todos modos es bien bonito.

Y ya.

RRS

* Roberts, N. C., 1989. Baja California Plant Field Guide. Natural History Publishing Co., La Jolla Cal.
Nota: En realidad ya existen otras palmeras introducidas en la península, pero uno las encuentra principalmente en los jardines. La palmera de coco y la de dátil ya se ven en forma silvestre en algunos lugares, pero me parece que las de "jardín" todavía no se han propagado. En mi opinión lo ideal es que no lo hicieran, ya que el hecho de que parezca haber "coexistencia pacífica" entre las más abundantes, no asegura que alguna de las "nuevas" no pudiera ser más "agresiva".


9 comentarios:

Carmen dijo...

"..A mí me gustan los cocos, y me fascinan los dátiles, particularmente incorporados a un pastel con nueces pero, la verdad, es que lo que más me gusta es andar en el monte y encontrar palmeras nativas..."

Éjele, yo creo que si probaras un pastel de dátiles libanes con cubierta de leche de coco, creo que te inclinarías más por el pastel que andar buscando palmeras. Mejor es gustar de ambas y así bajas las inmensas calorías del pastel al andar por el monte. ¿No crees?
Compartimos el gusto, a mi también me encantan las palmeras. Me parece muy raro ver ese paisaje con palmeras y cactus, pero no por eso deja de ser facinante.
Mis mejores sueños guajiros del paraíso siempre están incluidas las palmeras, ah son tan hermosas.
EN Brasil conocí las palmeras enanas, las sembraban mucho en las casas, me encantaban, me producían envidia porque aquí no hay de esa clase. También por allá están las famosas palmeras que dan el aceite dendé, que se supone que son palmeras endémicas que crecen sólo en Africa y allá. EL aceite es consumido en la comida afrobahiana, es muy espeso, oloroso y particularmente deja un hermoso color dorado sobre los alimentos. Se usa también en forma ritual para las ofrendas a los orishas en las ceremonias de candomblé.
Ay, ya me extendí sólo para decirte que sí, que compartimos el gusto por las palmeras

Chilangelina dijo...

Supongo que las que hay por mi casa son datileras. Cuando pasas caminando de pronto sientes un megatrancazo en la cabeza, y resulta que es porque la maldita palmera te aventó algo, que supongo que tiene que ver con los dátiles. Donde sean de coco, menos mal que no te los avienta cuando están más grandes, jojo.

Tengo un amigo que fue jardinero durante un tiempo en casas de personas de mucha, mucha lana en Malibú. Me dijo que las palmeras que se ven en esas casas -no sé cuál sea el tipo, pero son esas que se ven muy peinaditas y verdes y parejitas- ni de chiste se dan en California, que son introducidas, las traen de Florida y cuesta 15 mil dólares traer cada una.
Y sí, las palmeras que ves aquí por todos lados son como despeinadas; supongo que son las nativas, y a mí me gustan.

Saludos!

Xerófilo dijo...

Hola a ambas:

Pues tienes razón, Carmen. Lo ideal sería andar en el monte con un pedazo del pastel que describes. No lo conozco, pero debe ser muy rico. Y sí, la conjunción de palmeras y cactos es rara, y por eso es tan de por acá, aunque seguramente también debe observarse en otros lugares. Me gusta mucho lo que describes de tus vivencias en Brasil, sobre todo la variedad de usos que le dan a la palmera dendé. Gracias por venir y compartir.

Eileen, si, me parece que, afortunadamente, las palmeras que te 'bombardean' deben ser datileras, aunque no muy cuidadas, y es que para que el dátil esté bueno deben cortarse verdes y dejarse madurar en el piso, así que si se caen, es porque en realidad no los están utilizando. Lo cierto es que, si mal no recuerdo, California es el principal productor de dátil en el mundo. Son justamente algunas de esas palmeras caras las que llegan a verse en algunos jardines de por acá. A unos amigos que rentaron su casa se las acabaron robando, y es que son muy vistosas, muy simétricas. Yo, la verdad, prefiero a las despeinadas. Tienen harta personalidad.

Saludos. Gracias por venir.

RRS

guajolota dijo...

Acabo de ir a Los Ángeles, palmeras diferentes a las de esta entrada... como más altas, más verdes... es raro... palmeras sin cocos. Es como si a ellas también les hubieran hecho una cirugía plástica.
¿será que son palmeras bañadas de sol?
Saludos.

Kuruni dijo...

Ahhh. Me gustan sus post. Siempre tan informativos y llenos de fotos. :). Yo siempre he querido hacer un blog así pero la verdad soy ociosa. Quizás con el tiempo me discipline un poco.


Le contesto la pregunta: ando dando clases a alumnos de licenciatura, estoy dando microbiología y parasitología alimentaria.

Xerófilo dijo...

Que gusto que regresen, Guajolota y Kuruni.

Pues sí. Tal y como dice Eileen las palmeras de por allá (Los Angeles) proceden de muchos lugares. Uno de los lujos de los países ricos. Yo nomás las conozco de lo que sale en la televisión pero sí, se nota que son muy altas.
Yo ando con la curiosidad de conocer los frutos de las de acá. No he puesto atención, pero cuando los encuentre los presentaré pero, definitivamente, deben ser pequeños.

Gracias por el elogio. Kuruni. Lo curioso es que yo no podría escribir sin poner fotografías. No me resulta fácil escribir mucho, así que tengo que usar las imágenes como soporte-relleno.

Saludos a ambas.

RRS

bandala dijo...

Me acordé de una vieja historia árabe sobre un viejo que plantaba palmeras... ¿Cuánto tiempo tardan en crecer y comenzar a dar frutos?
Saludos!

Pd. Me gustan más los dátiles que los cocos. Y me encanta el contraste entre las palmeras y los cactus.

*Marianita* dijo...

ahora sí hay tráfico de mensajes, ¡qué gusto!
y también qué gusto regresar a leerte. pues me quedo corta con el tema de las palmeras. yo prefiero a los cocos en vez de los dátiles. y es ver bonito ver a las palmeras silvestes y cuando están en campos de cultivo todas alineaditas.
bueno pue' , estamos a la espera del siguiente escrito pa leer (es que ahora ando ociosa jaja).
saludoooos.

la palabra clave es oxygn.
oh santo oxígeno, dador de la vida como la conocemos...JAJAJA.

Xerófilo dijo...

Hola Bandala, Hola Mariana.

Pues mira Bandala, no conozco la historia, pero algo me moviste en la memoria, algo sobre un libro que trata sobre un narrador de historias (¿o varios?) que deben contarle cuentos a un amigo. El autor es libanés y los cuentos son bellísimos. Ya respondiendo, leo en uno de mis libros que las palmas datileras tardan 12 años en empezar a dar frutos y que, a partir de ese momento, siguen produciendo frutos por otros 85 años (increíble ¿no?). También leo que las plántulas no deben separarse de la planta madre durante algunos años, porque si no se mueren.

Canija Mariana. Casi ni publicas y vienes aquí a carrerearme. Además hay un montón de partes en que me has dicho cosas como "... al rato regreso a comentar, es que ando con prisa..."

Así que mejor vete poniendo al corriente con lo viejo.

No, no es cierto. Hazle como desees. La verdad es que he andado muy ocupado, aunque sigo con mucho material fotográfico.

Pero bueno, ya con ganas de discutir, la verdad a mí los campos de cultivo nomás me gustan si corresponden a ese ambiente, si no degradan el suelo o provocan sobreexplotación del acuífero. La verdad es que las palmeras son nobles en eso, si no es lo suyo se secan y ya, quizás por eso sean gratas, tanto las silvestres como las nativas ¿no?

Y yo, pues prefiero el dátil al coco, pero la combinación que conoce Carmen es, para mí, la mera buena. Y sí, el contraste palmera-cactus tiene mucho de alucinante.

Saludos a ambas, y gracias por venir.

RRS