12/4/09

Isla Magdalena


En la ocasión anterior, es decir, cuando fui a ver a las ballenas, también tuve oportunidad de volver a apreciar la belleza de las dunas de la Isla Magdalena.

Tenía ganas de hablar de dioses y mitología, pero como que no me encuentro deidades suficientes. 

Tengo la impresión de que la idónea es "Hurakán" que fue una deidad maya. 
Lo malo es que del lado del Pacífico, y más hasta tan el norte, pues como que los mayas no pintaban mucho. 

Para colmo, del lado de "nuestro" Pacífico, se les llama ciclones, así que ni al caso. Lástima.

Voy a tratar de escribir poquito, porque bien se dice que una imagen vale más que mil palabras.

Bueno, ya empiezo, pero antes debo decir que, al menos a mí sentir, "dunas" es el análogo de ver algo prístino, puro. 

Es arena y viento. Cero vida.

Pero de repente viene a resultar que uno las ve medio "cochinonas". Y es que "cosas" más emparentadas con nosotros que con la arena, ya llegaron de encimosas.

Y es así como se inicia lo que biólogos y ecólogos denominan "colonización" y "sucesión".
Tener la oportunidad de ver eso en un trayecto de unos 3 km es la onda. 
Miren.
Dicen los pescadores que la muerte del manglar en las islas es resultado del excremento de las aves marinas. Yo tiendo a atender ese tipo de consejas pero, a la vez, dudo de ellas. 
Lo cierto es que es un tema de estudio.

Y todo vuelve a empezar. 

Y eso es la onda.

Y ya.

RRS

PD. Ni se les ocurra hacer panchos con lo del cambio climático. Lo que ilustré es un proceso ecológico. Enfrente de la Isla Magdalena está uno de los bosques de manglar más saludables que pueda haber en estas latitudes. Aquí lo que ocurre es que las islas son un ambiente extremo, en el cual toda forma de vida se ve obligada a dar todo de sí. 
Aquí "Hurakán" pasa a ser más fuerte que la vida misma, y eso es lo fascinante, que la vida persista e insista en ganarle a "Hurakán".

6 comentarios:

*Marianita* dijo...

¡¡¡me gusta, me gusta, me requete gusta!!!
porque hay mar, hay dunas y sobretodo por el manglecito.
y yo tampoco creo que sean las cacáceas las que maten al manglar. como dices, el efecto del viento es tan fuerte que llega a matar a los árboles. como pasa en la península donde sí hubo mayas.
del lado del golfo, en veracruz hay unas dunas famosas, las de La Mancha y las de Chachalacas, dicen que es divertido ir a aventarse a la de "sandboarding", algún día lo haré jajaja.
Bonita la ilustración de la colonización.
Saludos

Xerófilo dijo...

Hola Mariana.
Qué bueno que te gustó.
Coincidimos, le apuesto más a los factores abióticos (clima) que a los bióticos (popos).

Pero me llamó mucho la atención la opinión de los pescadores ya que, tú lo sabes, ellos saben rete harto.
Lo que sí es que sería bonito hacer un estudio ahí, como de unos tres años, para observar el efecto de los ciclones en ese ambiente (en realidad es raro que lleguen ahí, pero justamente el año pasado si pasó uno relativamente cerca; calculo que en un estudio de esa duración podría apreciarse la velocidad en que cada especie hace de las suyas).

En fin, soñar no cuesta nada.

Fíjate que tengo una amiga que es de Guerrero Negro, que, a mi modo de ver, es la puerta de entrada al verdadero desierto sudcaliforniano (el de Vizcaíno).

Ella me cuenta que una de sus diversiones favoritas cuando era niña era hacer justamente lo que tu describes. Irse a tirar de las dunas, pero a lo bronco, como buenos escuincles mexicanos se tiraban maromas.

¿Te imaginas qué bonito?

Yo quiero ir allá para aventar escuincles y tomarles fotos.

Saludos.

RRS

*Marianita* dijo...

jajaja
creí que dirías que quieres ir allá para aventarte... pero no!! tú sólo quieres ser observador. ja, no se vale. aviéntese también jijiji.
yo quiero ir al Vizcaíno!!!

Xerófilo dijo...

Apreciadísima Mariana.
La verdad es que ya no estoy como para andar haciendo esos panchos.
Lo peor es que se me hace que las fotos me saldrían bien malas. No le hace.
Como ya te dije, espero que en alguna ocasión podamos salir a tomar fotografías juntos. Ignoro si sería al Vizcaíno, pero estoy seguro de que ambos aprenderíamos, y lo disfrutaríamos mucho.
Tu alegría es contagiosa.
Saludos
RRS

Amiguiz dijo...

Qué bonito. Qué privilegio ha de ser poder ver todo eso y apreciarlo en su justa medida: “es la onda”.

En verdad, qué bonito todo. Viva todo.

Xerófilo dijo...

Hola Alaíde. Bienvenida.
Agradezco lo escueto del comentario.
Sí, es la onda.
Sí, hay que saber voltear y apreciar todo en su justa medida.
Sí, qué bonito es todo.

Cambiemos aquello que, evidentemente, desentona ¿no?

Saludos. Gracias por venir.
RRS