23/5/10

Cosas Inesperadas I. Ceibas

Hace más o menos un mes me fui a pasear.

Mi intención era llegar a un lugar que me pareció interesante por lo que se podía apreciar en mis mapas y en el "Google Earth". No pude llegar debido a unos portones desagradables, y a que por más que traté de llamar la atención, no logré que nadie se acercara para permitirme entrar.

Total. Como era muy temprano no quería regresarme a La Paz, así que decidí ir a un lugar cercano que ya conocía, nomás para ver si me encontraba con algo agradable para ver.

Tuve suerte. Encontré varias cosas que no había visto antes, lo que me motivó a regresar con mi amiga-bióloga un par de semanas después.

Las fotografías que ahora les presento son parte del resultado de esas dos salidas. Las de ésta ocasión también son de una de las cosas más extrañas que podía esperar.

Bueno, la verdad yo lo que encontré fue un árbol "raro" que nunca había visto, le pregunté a una señora de ese caserío que cómo se llamaba (el árbol), y ella me dijo que era una ceiba y que, según se decía, tenía más de cien años de edad.

Me quedé fascinado. Tomé unas fotos y me seguí. En la segunda salida mi amiga ubicó otro ejemplar, a no más de 40 metros del que yo ya había encontrado.

Y es que, para los que no lo sepan, han de saber que la ceiba es un árbol típico de zonas de selva tropical o, en todo caso, de zonas con lluvias relativamente persistentes. Con decirles que es el árbol sagrado de los mayas, así que la pregunta es válida ¿Qué hacen ahí? ¿A quién se le ocurrió traerlas?

Bueno, por lo anterior entenderán que, con esos antecedentes, uno pueda sentirse maravillado de su persistencia en un ámbito que les es bastante ajeno y hostil.

Pienso que, quizás algunos de los que lean esto conozcan a las ceibas en su ambiente natural. Creo que serán ellos quienes perciban la locura de encontrar estos árboles maravillosos en un entorno que corresponde más a los cardones, pitayas y chollas o, en todo caso, a las acacias, huizaches y mezquites.

Aquí está el primero que vi.





Y este es el otro, que o está más lejos del manto freático o lo riegan mucho menos.






Ya después lo comenté con otros biólogos. Unos se extrañaron, pero otro me dijo que hay un ejemplar en La Paz, así que ahora tendré que constatarlo. Yo ya he visto ese árbol, pero no se me hace que sea una ceiba.

Mientras dejo aquí estas fotos, porque de verdad que es muy alucinante que esos árboles hayan logrado persistir en un clima tan árido como el de ese lugar.

RRS

2 comentarios:

Carmen dijo...

No me extraña eso que esté una ceiba por allá. Yo quiero modificar los climas también y quiero sembrar amates, ceibas, aguacates, higueras, granadas, limones, jobos, lichis, un ciprés, y sólo tengo 100 metros cuadrados.

Las mejores ceibas que he visto son en Villahermosa, y la base es tan hermosa que parece una tienda de campaña.

Qué rico que puedes salir a pasear en el desierto aunque no te abran las puertas.
se feliz

Xerófilo dijo...

Hola Carmen:

La verdad, a mí si me extraño muchísimo verlas acá. Según leí máximo son árboles que aguantan tres meses de sequía, cuando acá, en el mejor de los casos y si llegan muchos ciclones, lloverá unos cuatro meses. Según yo al principio, cuando las sembraron, las deben haber cuidado mucho. La verdad me dio tristeza la que está más reseca, la de los puros frutos. Creo que a esa ya ni la han de regar.
Eres muy curiosa. Te encanta Ensenada y, se me hace, que ninguno de los árboles que quieres tener se daría por allá, bueno, las creo que a la mejor las higueras y granadas.
La verdad eso de que no me abrieran la puerta si me dio tristeza. Es muy raro que eso ocurra por acá. Pero de cualquier forma el viaje estuvo bonito. Ya luego presentará más fotos.

Saludos Carmen. Que andes bien contenta.

RRS