Hace relativamente poco, el amigo Sorokin señaló en los comentarios que no conocía que se hubiera practicado la minería de oro en Baja California.
Fue un comentario feliz, ya que eso da pie a empezar a desahogar un tema que había andado rehuyendo, ya que me gusta mucho y quería leer más sobre ello. Pero luego de varios años de sacarle la vuelta, ya es tiempo de empezar a presentar fotos de esos lugares que me gustan tanto, y cuya historia es triste y sumamente interesante.
El lugar que ahora les presento se llama actualmente “El Rosario”, aunque también es conocido como “Las Gallinas”. La “ficha” que colocó el Instituto Nacional de Antropología e Historia a las puertas de su iglesia dice así:
“Originalmente la región de El Rosario estuvo habitada por los indios huchitíes que abarcaban las tierras que se extienden desde las cercanías de Todos Santos hasta las inmediaciones de La Paz. Incluían en sus territorios de recorrido los sitios donde después se fundaron los reales de Santa Ana, San Antonio y el mineral de El Triunfo. La región se pobló después con mineros, gambusinos y pequeños ganaderos que se hicieron de un espacio gracias al laboreo de las minas. El Rosario es conocido también con el nombre de Las Gallinas, debido a que en la segunda mitad del siglo XVIII se encontró en este lugar una pepita de oro con la forma y el tamaño de un huevo de gallina. A mediados del siglo XIX, en 1855, el primer obispo de La Paz, Juan Francisco Escalante, autorizó la construcción de esta capilla que fue bendecida en 1863 y se convirtió en asistencia de la parroquia de San Antonio.
En el interior de este templo se conserva una imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de esta comunidad. Se trata de una estructura de madera tallada y policromada que data del siglo XIX.”
Con respecto a los huchitíes he leído que eran una rama del grupo “Guaycura”. Sus tierras, además de ser zona de minerales, son una de las pocas en que existen algunos manantiales permanentes en la zona de la Sierra de La Laguna, por lo que la interacción con los conquistadores europeos fue más intensa.
Por ello no es de extrañar que los huchitíes hayan sido el primer grupo indígena que se extinguió en la península durante la ocupación española, lo cual tuvo diversas causas, que van desde las militares (sojuzgar rebeliones) hasta la ausencia de resistencia a las enfermedades europeas. Adicionalmente, el régimen impuesto por los misioneros trastocó desde sus raíces su estilo de vida, que era el de nómadas itinerantes, de tal forma que al forzarlos a asumir cierto grado de sedentarismo, y hacerse dependientes de unos establecimientos misionales que nunca lograron ser autosuficientes, provocaron una merma en su estado general de salud. Según leo, los últimos huchitíes fueron desterrados a la misión de San Javier, situada a unos 300 Km. al NO de sus tierras natales.
Por último, cabe decir que una enorme cantidad de las fotografías que han aparecido aquí, corresponden a la zona que ellos habitaron.
Ya con respecto a “Las Gallinas”, en otro libro me encuentro con que desde 1730 era una estancia de pastoreo del ganado que pertenecía a la misión de Todos Santos.
Sin embargo, a partir de 1748 cuando el andaluz Manuel de Ocio inició la explotación en el Real de Santa Ana (aproximadamente a 50 Km. al SE de La Paz), fundando posteriormente el Real de El Triunfo y el de San Antonio, el área de El Rosario empezó a ser disputada entre los mineros y la misión de Todos Santos con ese fin, aunque por lo que he leído, también se empezó la actividad minera ahí en la década que inició en 1750.
También sé que ahí tuvo su asiento una hacienda que se llamó “El Oro”, y de la cual hablaré posteriormente para no excederme demasiado.
Por ello, en esta ocasión me limitaré a mostrarles algunas fotos de El Rosario, que después de haber tenido cierta importancia en el siglo XIX, pasó a ser un pueblo casi abandonado en el presente, ya que actualmente es visitado más por ser el lugar en el que se encuentra el “Santuario de los Cactos”, que por otra razón.
Las que siguen son dos vistas de construcciones que también se encuentran en la plaza del pueblo. Todas las que están a la derecha están abandonadas. Me imagino que eran las tiendas del pueblo.
Aquí algunas vistas de su interior:
La que sigue es del rincón que se ve a la derecha de las fotos de las casas. Me gusta mucho por esa banca de piedra que está adosada a la pared, me imagino cuánta gente y para qué pláticas se habrán reunido ahí para aprovechar su frescor.
Aquí, otra de las casas antiguas cercanas a la plaza.
Pero las construcciones periféricas son totalmente diferentes, miren:
Pese a que la riqueza se ha ido del lugar, eso no quiere decir que el lugar realmente esté deshabitado. Por su ubicación es el lugar al que concurren a la escuela los niños de las rancherías vecinas; aquí el jardín de niños, está vacío porque era sábado.
Y esta es de la escuela primaria en un día de votación.
Desde hace algunos años el gobierno estatal trata de integrar algunos de estos pueblos a las rutas turísticas, una de las acciones que aplicaron aquí fue la construcción de un kiosco en la plaza.
Sin embargo a mí me parece que ha sido más importante el llevar algunos talleres para propiciar la elaboración de productos diversos. Yo he sabido de talleres para la elaboración de dulces, que aunque ya se hacían, ahora se pretende mejorar las medidas de higiene. También se de talleres para la elaboración de alebrijes y bolsas. Todo eso es bueno, aunque a mí aún me gusta más la elaboración de artículos tejidos de fibras vegetales, y algo más reciente, que es el trabajo en barro. Sin embargo de eso no tengo fotografías.
Ya por último, dejó fotografías de algunas flores y vainas, nomás para que Carmen no las extrañe. Todas fueron tomadas en el poblado.
Cuando uno se aleja de El Rosario y se voltea, es así como se ve (al fondo se observa la Sierra de la Laguna).
Esa era la tierra de los huchitíes.
RRS
6 comentarios:
Hola Xerófilo:
Magnífico documento sobre la minería en Baja California, sobre el triste destino de los huchitíes y una magnífica serie de fotos, creo que una de las mejores que he visto en tu blog. Impresionante. Es triste el destino de tantos pueblos indígenas, sometidos al interés de otra civilización, de la cual no tenían ni noción. Interés que puede ser religioso, como el de los jesuítas que ocuparon la región o económico como el de los mineros que vinieron después.
Gracias por todo, incluida la mención que haces de mi comentario al principio del artículo.
Saludos
Hola Sorokin:
Me da mucho gusto que te hayan gustado as fotos y que el escrito también haya sido de tu interés.
Lo que ocurrió con la ocupación jesuita fue parte de lo que ocurrió en muchos lugares de América, pero aquí se vió agravado por a imposibilidad de practicar una agricultura sustentable, lo que hacía imposible la vida sedentaria de pueblos numerosos con las condiciones tecnológicas de la época. Ese fue en gran medida el disparador de la extinción de todas las etnias que ocuparon la parte sur de la península.
Todo por la falta de agua, que es, contradictoriamente, el lastre y la salvación de la península (de no ser así estaría extraordinariamente poblada e industrializada, por eso el comentario).
Y no agradezcas nada, que tú haces lo mismo cada vez que compartes tus vivencias.
Muy posiblemente la siguiente semana continue con el tema.
Saludos
RRS
Ah, Xerófilo, me quedo asombrado de tus conocimientos y del amor con que tratas a las plantas y a las personas. Me gustaría ir a tus clases, para escuchar, para aprender.
Un abrazo
JUAN
Hola Juan:
Sinceramente agradezco los elogios.
No sé ni qué decirte, si acaso que espero llegar a ser merecedor de ellos.
Saludos, y un abrazo.
RRS
Ay dolor ya me volviste a dar.
La península de Baja California tal parece que no pertenece a la Rep. mexicana. Es tal la ignorancia, el desinteres y la falta de estudio para acercarse a ella. Sigue siendo un territorio como cuando era una jovencita y es más conocida y habitada por los gabachos que por los mexicanitos. Me dolió mucho ver sólo fotos de las iglesias y no algún vestigio de los indios huchitíes, como se puede apreciar en con otros grupos indígenas de la Rep., ay, te digo si el hombre es el lobo del hombre.
Y el oro, finalmente ¿pa´que sirve ahora?, si hasta miedo da usarlo ahora, en cambio no sabemos que pasó con los huchitíes.
Un abrazote querido, de acá de este lado del trópico seco, a esos lados desérticos y lejanos.
Se feliz
Querida Carmen:
No sé ni qué decirte. Compartimos el sentimiento.
Pero pienso que por eso vale la pena platicar de esto.Eso debe ayudarnos a cuidar mejor lo que aún tenemos ¿no crees?
De los huchitíes no quedan sino algunas puntas de flecha, su nombre, rastros mínimos de su lengua y, creo yo, esto que ahora compartimos. El propósito de que eso no se repita.
Saludos y un abrazo.
RRS
Publicar un comentario