7/1/09

Gravedad o ...


EL CERRO RENCOROSO Y LAS PITAYAS DOBLEGADAS.

Una vez andaba trepando por el monte cuando, de la nada, surgió un animalito del matorral xerófito.

Había oído hablar de ella en algunas rancherías. Era la ardilla cola roja, de la cual no se sabe si está en peligro de extinción o únicamente ha existido siempre un ejemplar que jamás ha muerto; lo cierto es que más escasa no puede ser.

Me habían dicho que hablaba, pero yo nunca les creí o, en todo caso, suponía que hablaría alguna de las variantes de las lenguas indígenas ya desaparecidas, fuese el pericú, guaycura o cochimí. En otras palabras, no se le entendería nada.

Por ello me sorprendió que me empezase a hablar en español aunque, a fin de cuentas, no sé por qué. Una cosa es que esté casi extinta y otra que sea taruga. Su español es curioso, como antiguo. Supongo que empezó a aprenderlo hace poco más de trescientos años, cuando los españoles lograron asentarse en la península.

Total, la ardilla me dijo: 

- ¡Detente! ¿Sabes lo que estás haciendo?

- Pus subiendo, le contesté.

- ¡Eres un ignorante! Párate y te cuento.

Y pues como hacía calor y había una sombrita sabrosa, acepté.

Lo que me dijo es que andaba yo en las faldas del “Cerro Rencoroso”, y que desde hacía miles de años ese cerro se había dedicado a hacerle la vida imposible a las pitayas.

Entonces yo le pregunté: ¿Cómo les hace la vida imposible? Y, además ¿qué tengo yo que ver con las pitayas, si soy persona?

Ante esto la descarada me contestó: ¿Te bañaste o eres punk? ¿Te viste en el espejo antes de venir? ¡Viejo menso, pareces pitaya!- me dijo- y pus no, no me había bañado ¿para qué, si iba a sudar trepando el monte?

Total. Me platicó que en la punta del “Cerro Rencoroso” había una Pitaya bien soberbia, que se la pasaba haciéndole burla, diciéndole que ella era más alta que “Él”, que de ahí arribita todo se veía más chiro, y así.

En venganza el "Cerro Rencoroso" hacía que todos sus descendientes y parientes se doblegasen ante "Él".

Yo le dije que yo tenía que ver eso pero, sobre todo, fotografiarlo, ya que si no nadie me iba a creer. Así que le pregunté si no me podía ayudar.

Ella me dijo que había un sendero secreto por el que era posible subir sin hacerle cosquillas al monte, pero que yo debía conducirme con cuidado, porque si lo hacía con mi habitual torpeza (¿?) y hacía que las piedras cayeran rodando, me quedaría jorobado como las pitayas.

Obviamente le dije: ¡Vamos pues! Y nos lanzamos. Estas son las fotografías:

Ya yendo hacia arriba se me hizo evidente que la maldición era selectiva. Como se ve en la foto previa, las biznagas hacen ahí lo que se les pega la gana. Por otro lado, en la cima, los cardones se erguían como acostumbran. Lo que pasa es que ambos son silenciosos.

Me comentó también que, a las que se atrevían a tratar de crecer, los fulminaba con ayuda de su amigo el “Rayo” o, ya de plano, y pese a poner en riesgo su propia integridad, provocaba un deslave.

Cuando empezábamos a bajar se me ocurrió decirle: 

- ¡Híjole ardillita! De veras lo que es ser ignorante y no saber de la “Gravedad”.

Me lanzó una mirada que jamás olvidaré, y me dijo:

- ¿Crees que no sé que la gravedad es directamente proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia? ¿Crees que no sé que es esa fuerza la que provoca que las cosas caigan? Chale. De veras que los humanos son soberbios.

Me quedé estupefacto.

Se fue, airada, dejándome ahí arriba.

Yo me bajé, despacito, cuidando de no hacer rodar ninguna piedra.

Y ya.

RRS


7 comentarios:

Chilangelina dijo...

Muy buena manera de empezar el año.
Querido Xerófilo, te mando un abrazo muy fuerte y deseos de mucha salud, mucho amor y mucha lana para disfrutarlos.
Felicísimo 2009!

nelby dijo...

quiero una ardilla asi!!!
hace como dos años creo me regalaron una loteria del desierto y así es como me aprendí como se llamaban algunas plantas y animales que hay ahí jaja si no yo les seguiria diciendo a todo "plantitas paradas con espinas" jaja
saludos! feliz año

bandala dijo...

Wow! Qué relato! Y qué acompañante!
Las fotos de esas biznagas valieron la pena (y el regaño).
Cree que la ardilla roja tenga parientas por el Valle de Anáhuac?
Por acá no tenemos cerros rencorosos, en lugar de seres que adoptan actitudes "humanas", abundan las personas que más bien tienden a bestializarse, aunque no de forma tan grata como su guía.

Abrazos muy fuertes y todos los mejores deseos para este nuevo año.
(Y saludos para la ardilla y las pitayas)

Anónimo dijo...

Hola que buen blog, de los ecosistemas secos , ellos estan en peligro critico, te invitamos a que veas nuestro blog : simatlantico.blogspot.com

Xerófilo dijo...

Hola a todos:

Agradezco mucho los buenos deseos, que correspondo y regreso multiplicados.

Nelby. Eres bienvenido. Por lo que vi en tu espacio eres de Coahuila. Allá también hay zona árida. Me imagino que esa lotería debe estar bien bonita.

Bandala. Me haces sonreír. Las fotos son de pitayas, no de biznagas, y no, la ardilla no tiene parientes en tu hábitat. Pero fíjate que no coincido en lo de que "... las personas que más bien tienden a bestializarse ..." Me parece injusto para las bestias que las degrademos simplemente porque nosotros nos deshumanizamos ¿no crees?

Y a ustedes, biólogos de SIMA, les agradezco su invitación y comentario. Ya fui a su espacio y me gustó, así que ya les iré comentando.

Pero tengo curiosidad ¿cómo encontraron este espacio? Se me hace que la madrina del blog debe haberlos invitado. Ya veré si puedo averiguarlo.

Gracias a todos.

RRS

Kuruni dijo...

¡Yo quiero esa ardilla!

Xerófilo dijo...

Hola Kuruni:

Tu comentario me hizo sonreír.

Si relees los comentarios veras que lo que gustó del capítulo parece ser la ardilla, más que el relato.

Ni modo. Esa ardilla es libre y anda correteando por los montes. Ya veremos si se le vuelve a ver.

Saludos

RRS