18/10/08

Letreros-I


Tengo la idea de que los letreros ilustran parte de lo que es la idiosincrasia de las personas que habitan un lugar.

En ese sentido, pienso que Baja California Sur es un estado muy ambiguo. Aproximadamente el 75% de su población es "urbana". En realidad creo que esa casi es la estadística nacional, así que no tendría que llamar mucho la atención.

Quizás la diferencia que percibo la hacen las grandes distancias que deben viajarse para trasladarse de una "urbe" a otra. Veámoslo en números.

La ciudad más grande de BCS (La Paz) es de alrededor de doscientos mil habitantes. Uno ha de viajar alrededor de 150 km para llegar, en el sur, al siguiente núcleo de población que es el corredor San José del Cabo-Cabo San Lucas. Hacia el norte tendrán que viajarse como 210 kilómetros para llegar al tercer núcleo, que es Ciudad Constitución. Esas tres "urbes" suman el 70% de la población del estado.

Si se piensa que por la carretera transpeninsular el estado mide casi 1000 kilómetros, parece claro que hay muchos "huecotes".

Podría concluirse que, siendo un estado urbano, está dominado por sus grandes espacios.

Es de los letreros humildes de los grandes espacios sobre lo que trata este capítulo.

El primero es la invitación al baile de fin de año que estaba en la cancha de San Javier. Poblado diminuto enclavado en la Sierra "La Giganta", que posee una de las dos misiones jesuitas intactas de BCS.

Este me lo encontré en el poblado de "El Triunfo", en ocasión de un festival que se organizó ahí. Me gustó su carácter bilingüe.

Letrero carretero que anuncia un gran bailongo.

Ese caserío es "Divisaderos", lugar en el que se realizó el baile del letrero anterior.

Y aquí, en la cancha de basquetbol de la comunidad, al igual que en San Javier, es donde se hacen los bailes. 

A mi eso se me hace increíble, ya que la barda la pusieron tan pegada a la cancha que, en realidad, la música debe oírse igual adentro que afuera ¿qué sentido tendrá pagar por estar más amontonado? Bueno, quizás sea para no ensuciarse los zapatos.

Y abajo propaganda rural. Me gustan sus ilustraciones. En BCS suele escucharse que dicen "Captus" y no "Cactus" o "Cactos". 

Nombres de ranchos.



Una de las cosas que me resultan más sorprendentes de las terracerías de BCS es lo que ocurre al llegar a una bifurcación. 

Uno espera que en esos casos haya un letrero que indique el lugar al que se llegará por cada uno de los caminos. Pues bien, acá no es raro que sólo se proporcione esa información para uno de los ramales.

No se ustedes, pero mi conclusión es que aquí uno debe de saber bien adonde va. Es decir, si usted no va a "El Ciruelito", pues va al otro lugar. Y si no sabe cuál es el otro lugar pues ¿qué anda haciendo ahí? Es como decir: "Mejor Regrésese ¿no?"

Desde mi punto de vista las ramificaciones existenciales de esa forma de pensar son increíbles. 

En la fotografía de abajo el camino que va hacia la derecha los llevará a "El Ciruelito", para el otro, hay que "saber".

Además pasa a ser que los letreros se vuelven tímidos en época de lluvias.

En realidad lo que escribí arriba es engañoso, ya que también podemos encontrarnos con letreros ilegibles.

O con letreros que parecen decirnos algo así como "¡Vas bien! ¡No te apures!" Pero poco más.

Pero mis favoritos son los que siguen.

En el primero un cardón me hace el alto, mientras el otro me indica con claridad el rumbo que he de seguir. 

El que sigue es deliciosamente absurdo en su contexto, ya que no hay otra que seguir hacia donde apunta la flecha. Quizás, como en el caso de la flecha amarilla, sea una simple señal de aliento, o bien grafiti rural.

El último se encuentra en la plaza que está enfrente del Palacio Municipal de Loreto. Es el lugar en que bolean zapatos. La fotografía la tomé un diciembre, ocho meses después seguía ahí. Supongo que también el problema.

A mi modo de ver lo que son las terracerías, los cauces y los letreros determinan mucho de lo que es Sudcalifornia. 

No ignoro que hay muchos más factores, pero para disfrutarla y aspirar a entenderla, es menester habituarse a esa suerte de trilogía.

RRS

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