Desde hace como cuatro o cinco años, a consecuencia de leer el editorial que publica Verónica Murguía cada dos semanas en "La Jornada Semanal", me hice adicto a leer las novelas de un autor sueco que se llama Henning Mankell, que es publicado por la Editorial Tusquets.
Total, Mankell ha creado, entre otras cosas, una saga que trata de un detective sueco (Kurt Wallander).
En uno de los libros que la constituye, que se llama "Antes de que hiele", dice lo siguiente:
"Un día de otoño, durante aquel complicado primer año en la universidad, donde, a falta de algo mejor, empezó a estudiar Derecho, iba en bicicleta por la carretera que conducía hasta Staffanstorp y eligió al azar un desvío. Tomó después un sendero que conducía hasta los restos de un viejo molino abandonado. Y fue entonces cuando se le ocurrió la idea. Una idea que fulminó su conciencia como un rayo. ¿Qué es en realidad, un sendero? ¿Por qué discurre por un lado de un árbol o de una piedra, en lugar de extenderse por el otro lado? ¿Quién lo recorrió por primera vez? ¿Y cuándo?
Mientras miraba fijamente el sendero que se extendía ante sus pies, supo que aquélla sería su misión en la vida. Se convertiría en la estudiosa y eminente protectora de los senderos suecos. Ella escribiría la "Historia de los senderos suecos". Corrió hacia donde había dejado la bicicleta, interrumpió sus estudios de Derecho al día siguiente y se presentó en el departamento de Historia y Geografía Cultural."
Lo que acabo de transcribir se me hizo obsesión.
Al menos parcialmente, es por ello que me embruja el internarme y recorrer senderos como éste.
Y, a veces, uno tiene la suerte de encontrar, aparte de vistas hermosas, cosas como esto.
Sí, ya sé, es una cosa simple. Tomates silvestres llegados ahí sepa la bola como.
Hay dos que tres opciones:
1ª Popó-caca de algún animalucho. Pudo ser pájaro, murciélago o mamífero, que se comió unos tomates unos cuantos kilómetros más allá.
2ª Algún primate tiro la salsa, que no era frita ni cocida, de tal forma que la semilla estaba viva.
3ª Los gnomos xerófilos las sembraron ahí.
Lo cierto es que, a raíz de verlos por primera ocasión así, en el campo, una de mis amigas acuñó una expresión que se me sigue haciendo genial.
Se refería a que no los reconocía como "tomates", dado que "les quedaba muy grande el vestidito". Miren si no tenía razón. Háganlas grandes y "véanlas" a "trasluz".
Total. Conocer acá, por fuerza, implica adentrarse en terracerías, cauces y senderos.
Ya sé, ya se habían dado cuenta.
Pero no deja de ser triste alejarse de ahí, sin tener idea de lo que uno hubiese encontrado de seguir.
Tan tan
RRS
P.D. I. Si piensan leer los libros de Mankell, les ruego y suplico que lo hagan en orden. Son seriados. Los buenos lectores saben lo que ello implica.
P.D. II. Antes de que pregunten las preguntonas # 1, 2 y 3. Esos tomates son chiquitos chiquitos. Casi pura semilla, que además es grandota. No la libran para salsa. Adaptación pura, pues.
7 comentarios:
¿Quienes serán las preguntonas 1,2,3,? Chin ya me volví igual. Sácate qué, yo nomás por j..
Los tomates son silvestres, claro que no son como los otros para hacer enchiladas no inventes. Esos tomates salen hasta en el valle del Mezquital y eso ya es decir en cuanto aridez.
Por otro lado, Mankell es bueno, pero no me encanta,lo han puesto muuuuy de moda, pero en fin, se agradece ahora que hace tanta falta Manuel Vázquez Montalbán con su personaje de Carvallo.
Hola Carmen. Te contestaste solita lo de las preguntonas. Tú eres la tres.
Yo no había visto tomates silvestres. Supogo que por ello me llamaron la atención. Me gusta la última foto, la forma en que el cuerpo del fruto se ve a trasluz.
Quizás mi amiga tenga razón. Es como alguien que usase ropa transparente, buscando coquetear.
Respecto a Mankell. A mí no me preocupa tanto si el autor está o no de moda, sino lo que me transmite. Sin embargo acepto la sugerencia tácita que haces.
Buscaré leer a Montalbán y, ya de paso, a Taibo II.
Saludos, y gracias por venir.
RRS
esto de desaparecerse unos días, es retecomplicado como voujerista de este blo'. ¡¡hay demasiado por ver y leer!!
Pero eso es lo bonito.
También me gustó la foto de los tomates a contraluz que viven como los niños burbuja. (Esos que se enferman por cualquier cosita y están en ambientes estériles).
ésta preguntona no iba a preguntar nada del tamaño de los tomates pero gracias por el dato.
Por cierto, vi hace unos días el escrito sobre los rascacielos y según yo había dejado un comentario pero creo que no se publicó. En fin, muchísimas gracias por los buenos deseos y la dedicatoria :-) (Las fotos, como siempre...)
saludillos!!
te puse un comentario en el post anterior, sólo pa aclarar una pregunta de Tazy JIJI, perdón si metí la cuchara.
Por cierto, me gustó la analogía de que los niños se comen los frutos del ficus y que si los biólogos también, por lo tanto los biólogos son niños. Tal vez por eso somos preguntones e inquietos.
Hola otra vez, Mariana:
Eso de comentar acá, lo que iba allá, quizás sea parte del problema del "comentario perdido". Es decir, el 2º comentario iba allá ¿no? Así que nomás acuérdate de dónde lo pusiste, y ya.
No, ni le busques, no lo "publicaste". A mí ya me ha pasado dos que tres veces. Anoto cosas y pienso que ya di la instrucción de publicar. Cierro y se pierden mis sapientes palabras. Ni modo. Pero has lo que yo, vuélvelo a escribir, no seas floja.
La analogía de los "tomatitos" y lo que llamas "niños burbuja" está, mínimo, extravagante.
Conozco dos que tres personas que se atacarían de la risa. Prefiero la del "vestidito" grande.
Lo malo es que la tuya es buena, así que ya dejaste inserta una imagen mental adicional en mi cerebro.
Saludos
RRS
Yeah! Ya vi que sí hay libros de Mankell en la biblioteca, gracias por descubrirme este nuevo sendero y los tomatitos bonsai.
(A mí también me encanta la columna de Verónica Murguía; rabio por el hecho de que no tenga un blog como tantos otros de sus colegas, alguien debería convencerla)
Saludos!
Hola Bandala:
No sé. Leer a Verónica Murguía nomás cada dos semanas en el suplemento también tiene algo de grato.
Me explico. A mí me genera expectativa.
Es algo así como cuando era chico, y uno sabía que cada fruta tenía su época. Tunas, manzanas, uvas, la que fuera.
Esperabas esa estación para comerlas. Era padre porque el resto del año tenías antojo.
Con la globalización comercial al menos ya siempre hay manzanas y uvas. Eso las hace un poco "sosas".
Lo bueno es que las tunas siguen siendo de estación.
Ojalá te guste la obra de Mankell. El libro que cité creo que es el 7º u 8º de la serie. A mí me ha resultado muy interesante, ya que siendo sueco, me presenta una Suecia muy diferente a la que yo me imaginaba.
Gracias por venir.
RRS
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