Xerófilo: Se dice de todas las plantas y asociaciones vegetales adaptadas a la vida en un medio seco. Por extensión (ocurrencia propia) seríamos los otros seres vivos que, en una u otra forma, nos hemos adaptado y aclimatado a los ambientes áridos. Soy biólogo, fotógrafo aficionado. De origen chilango, trabajo en La Paz, BCS desde 1982. No trabajo en ambientes terrestres, sino marinos. Pero luego de 31 años he llegado a disfrutar profundamente de ambos.
24/2/09
Complacencias VI. Garambullos
17/2/09
La Trinidad-II
Hoy quiero continuar con lo que ya había iniciado, que es la visita que pude hacer a unas pinturas rupestres que se conocen como "La Trinidad". Aquí ya escribí sobre ello, así que ahora las notas serán mínimas.
Esta es la entrada al cañón en el que se encuentran las pinturas; en fechas recientes se construyó ese "gavión", que es como les llaman acá a las represas. Eso impide avenidas y facilita que el agua alimente el manto freático, aunque también provoca que lo que era un arroyo permanente haya desaparecido en algunos tramos.

En las fotos que siguen se ve el camino que uno tiene que recorrer. Es pura piedra bola con tramos en los que hay que vadear agua. La verdad es que las fotografías desmerecen de lo que uno va viendo. Paredes altas llenas de recovecos y agua cristalina.





Sí, ya sé, medio les decepciona. Los colores son pálidos y diera la impresión de que hay poco que ver.

Y es entonces cuando uno empieza a quedarse boquiabierto.

Como dije en alguna ocasión, a mí me fascinan las huellas de manos. Quizás porque las asocio fuertemente con nuestra humanidad, con algo que nos hermana.
En fin, aquí pongo un par de ampliaciones de las manos que aparecen al centro de la imagen previa. ¿Qué nos quisieron decir? ¿Fue un sólo autor que pinto tantas veces como pares de manos hay? ¿Cada par de manos representa a un autor diferente? ¿Los ponían para indicar que ya no valía seguir pintando?
Sepa.

En la siguiente entrega de la serie les iré presentando las distintas secciones del mural.
No desesperen, ya llegarán.
Por lo pronto, espero que alguna de las fotos les haya gustado.
RRS
5/2/09
Palmeras-I
23/1/09
Cosas Simples V. Pitaya Agria
7/1/09
Gravedad o ...

Por ello me sorprendió que me empezase a hablar en español aunque, a fin de cuentas, no sé por qué. Una cosa es que esté casi extinta y otra que sea taruga. Su español es curioso, como antiguo. Supongo que empezó a aprenderlo hace poco más de trescientos años, cuando los españoles lograron asentarse en la península.
Total, la ardilla me dijo:
- ¡Detente! ¿Sabes lo que estás haciendo?
- Pus subiendo, le contesté.
- ¡Eres un ignorante! Párate y te cuento.
Y pues como hacía calor y había una sombrita sabrosa, acepté.
Lo que me dijo es que andaba yo en las faldas del “Cerro Rencoroso”, y que desde hacía miles de años ese cerro se había dedicado a hacerle la vida imposible a las pitayas.
Entonces yo le pregunté: ¿Cómo les hace la vida imposible? Y, además ¿qué tengo yo que ver con las pitayas, si soy persona?
Ante esto la descarada me contestó: ¿Te bañaste o eres punk? ¿Te viste en el espejo antes de venir? ¡Viejo menso, pareces pitaya!- me dijo- y pus no, no me había bañado ¿para qué, si iba a sudar trepando el monte?
Total. Me platicó que en la punta del “Cerro Rencoroso” había una Pitaya bien soberbia, que se la pasaba haciéndole burla, diciéndole que ella era más alta que “Él”, que de ahí arribita todo se veía más chiro, y así.

En venganza el "Cerro Rencoroso" hacía que todos sus descendientes y parientes se doblegasen ante "Él".
Yo le dije que yo tenía que ver eso pero, sobre todo, fotografiarlo, ya que si no nadie me iba a creer. Así que le pregunté si no me podía ayudar.
Ella me dijo que había un sendero secreto por el que era posible subir sin hacerle cosquillas al monte, pero que yo debía conducirme con cuidado, porque si lo hacía con mi habitual torpeza (¿?) y hacía que las piedras cayeran rodando, me quedaría jorobado como las pitayas.
Obviamente le dije: ¡Vamos pues! Y nos lanzamos. Estas son las fotografías:


Ya yendo hacia arriba se me hizo evidente que la maldición era selectiva. Como se ve en la foto previa, las biznagas hacen ahí lo que se les pega la gana. Por otro lado, en la cima, los cardones se erguían como acostumbran. Lo que pasa es que ambos son silenciosos.

Me comentó también que, a las que se atrevían a tratar de crecer, los fulminaba con ayuda de su amigo el “Rayo” o, ya de plano, y pese a poner en riesgo su propia integridad, provocaba un deslave.


Cuando empezábamos a bajar se me ocurrió decirle:
- ¡Híjole ardillita! De veras lo que es ser ignorante y no saber de la “Gravedad”.
Me lanzó una mirada que jamás olvidaré, y me dijo:
- ¿Crees que no sé que la gravedad es directamente proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia? ¿Crees que no sé que es esa fuerza la que provoca que las cosas caigan? Chale. De veras que los humanos son soberbios.
Me quedé estupefacto.
Se fue, airada, dejándome ahí arriba.
Yo me bajé, despacito, cuidando de no hacer rodar ninguna piedra.

Y ya.
RRS
24/12/08
Biznagas II
23/12/08
Complacencia Científica II
