11/6/08

Leyenda (¿?) Negra


Allá abajo, en los comentarios, mencioné la existencia de una "leyenda negra" en relación con la pitaya. Ahora me doy cuenta de que el término es incorrecto, ya que en  realidad, NO es una leyenda, sino que es parte de algunas de las costumbres de los indígenas de la península que si fueron anotadas por los misioneros jesuitas, una vez que empezaron a desarrollar las misiones acá, en BCS.

Me voy a basar en lo dicho en un libro que se llama: "Baja California Plant Field Guide", cuyo autor es Norman C. Roberts (1989). Hago una traducción que me parece razonable, pero el texto está en la página 130, por si tienen dudas. Se refiere a la pitaya dulce, pero como verán, es posible que se hiciera también con los frutos de otras plantas, principalmente cactáceas. Dice así:

"La costilla de un cardón, con un gancho en la punta, era utilizada por los aborígenes para reunir la fruta. Los registros de los misioneros indican que los nativos generalmente estaban hambrientos, excepto en la estación de la pitaya. Entonces ellos se atracaban de esta cosecha silvestre, pasando la estación entera en un estado de euforia. Sin embargo, este era un periodo peligroso para las muchachas jóvenes, porque los guerreros las perseguían mientras ellas reunían las frutas. Durante estos banquetes, las tribus eran capaces de viajar, mezclándose en orgías generales, reforzando la estructura social y religiosa de su sociedad, mientras se mantenían y aumentaban las poblaciones nativas. Este periodo duraba aproximadamente dos meses. Si la fruta no era comida fresca, la pulpa se secaba al sol para su uso futuro. Los nativos defecaban en un punto particular en el camino, posteriormente reunían sus propias heces secas para recolectar las pequeñas semillas negras de las pitayas que habían pasado a través de su tracto intestinal sin digerir. Las semillas eran molidas en una comida que se comía como pozole. Esto era llamado "la segunda cosecha de la pitaya". Los misioneros se molestaban por esta costumbre y castigaban a los aborígenes por ello. Cuando están frescas, las semillas maceradas pueden producir una pasta parecida a mantequilla. Puede producirse vino a partir de la fruta, y los daiquiris de pitaya son deliciosos. Si el verano es demasiado húmedo, la fruta no se desarrolla. La pulpa es aplicada directamente a las mordidas de víbora por los rancheros, pero eso es de un valor dudoso."

Hasta aquí lo asentado en el libro.

¿Asqueados? A la mayor parte de las personas que conozco el saber esto les produce una profunda repugnancia. A mí no. A mí me habla de nuestra enorme inventiva, nuestra capacidad de observación, así como de lo duro que es vivir en esta tierra. 

En la actualidad en los caseríos todavía se prepara agua de pitaya. Una señora ya de edad, a la que conozco, me platica que cuando ella era niña, al preparar el agua, todavía separaban las semillas para procesarlas (obtener pinole directamente, no se confundan). 

Lamentablemente lo asocia con la pobreza, cuando en realidad, según ella misma dice, era delicioso y, cabe decir, muy nutritivo. En fin, esta última es una costumbre que, lamentablemente, va cayendo en el olvido.

Como ustedes entenderán, ilustrar la "leyenda" estaba imposible.

Aquí les presento unas fotos que tomé de una boñiga de vaca, en el cauce de un arroyo, en noviembre del 2006. Doy tanto detalle porque ya es cuando acababa la temporada de ciclones, y se aprecia que los cardoncitos están muriendo por desecación (creo que son cardones, no pitayas, y creo eso por el tamaño de las semillas, que son los puntos oscuros que se ven "hundidos" en la boñiga en alguna de las fotos).


Esta foto me gusta mucho, porque se aprecian muy bien los "cotiledones" de las plántulas.

En esta es en la que se ven los puntos negros, que son las semillas. Como están muy "grandes" supongo que en realidad son cardones.


Y ya, aquí un detalle de los cotiledones y de como, en relación con la desecación, se ponen bien espinudos los pobres. 

Por cierto, lo aquí escrito también se relaciona con ese otro capítulo, en el que mencionaba que las cactáceas son más cuerudas y oportunistas de lo que uno se imaginaría. Vean si no, en ambientes más "ricos", como medran en forma increíblemente encimosa ¿no creen?

Me despido. Tarea cumplida.

RRS


10 comentarios:

*Marianita* dijo...

yo más bien no entendí porqué era "negra". ¿Por sacar las semillas de las excretas? (ay, que propia jajaa). Que por cierto, no me dio asco, suena interesante.
En mi mente se creó la imagen de los indígenas empachados de tanta pitaya jajaa y seguro antes les preguntaban a las "muchachas jóvenes": ¿tons qué mi reina, a qué hora vas por las pitayas?" JAJAJAJAA.

Las fotos boñigáceas están re chistosas, super crecidos los cactus. ¿Y luego qué pasa? ¿Algunos sobreviven y afianzan raíces en el suelo y así se establecen?

Gracias por contar la leyenda

Xerófilo dijo...

Chin.

Pus es (era) negra por lo de la popó (¿no?) ¿o por el color de las semillas? Ya ni sé.

Me hiciste sentir simple (lo cual es bueno).

Ahora sí que voy a buscar una leyenda "NEGRA".

Pa' qué empiezas pues. ¿Qué es una leyenda negra?

Según yo era algo oculto, familiar, que no se comenta "fueras", o que se dice con interjecciones extrañas (como popó).

Bueno. Te agradezco que rescates la narración.
Mi traducción no es muy mala, es indicativa de que el gringo (Roberts), respeto las expresiones de los escritos originales, de los jesuitas (orgías y panchos así).

Seguiré buscando. Buscaré una leyenda MÁS negra.

Me queda la curiosidad ¿qué esperabas?

La imagen del pitayo asesino que cae sobre la amante (pitaya) traidora?

Sí, ya entendí, ya me voy.
RRS

*Marianita* dijo...

jajajaa, ándale, algo así del pitayo asesino.

o como los diamantes de sangre, no sé, algo más tétrico.
igual la historia me gustó jajaa.
saludos

tazy dijo...

mtaaaaaaaa mala memoria la mía, pos si por donde yo vivía en gdl vendían pitayas!!
aaaaaaaaaaghhhhhhhhhhhh

que bueno qeu no vivo de recordar cosas...

Xerófilo dijo...

Mentirosa. Como historiadora se me hace difícil creerte.

Más bien demuestras lo que todos, que tenemos memoria selectiva.

¿No hay también pitayas en Aguascalientes?

Se me hace raro. Pregúntale a tus padres (perdón soy biólogo, son temas que, indirectamente, nos hablan de clima, evolución, dispersión y cosas así, que le vamos a hacer).

Carmen dijo...

Lo sabía, lo sabía, sabía perfectamente que si entraba a tu blog me iba a contagiar de una voracidad por seguir leyendo tus historias y admirando tus fotografías, ya me lo había dicho Mariana, pero soy necia y no oigo mi propia voz interna. Precisamente hace como tres días le decía a mi hija la historia que sabía de oidas (perdón pero no recuerdo la fuente) sabía que se hacía un pan de semillas de pitayas, cocido dos veces, la primera por el intestino del hombre y la segunda por el calor del fuego. Ella me dijo: Ah, mi amigo el bloguero reprodujo esa leyenda negra. Sólo que no veo por qué tenerle asquito, ah como si no comieran pollo, por Dios.
En fin, que me dió gusto comprobar lo que me había dicho mi hija y por eso vine hasta aquí. Además deja que te diga algo, muchas de estas variedades de cactus siempre han sido mis grandes añoranzas. Recorrí con mi padre hace más de 20 años esos bosques desde Guerrero Negro hasta La Paz, y quedé gratamente enamorada por la abundancia de la aridez (bonito oximorón). En el desierto también hay tanta exuberancia vegetal, vaya que sí. Ni modo, así sin permiso y sin tocar la puerta ya me encanté con esta tu casa, lugar de cactus, huizaches, agaves y gnomos.
Un saludo

Xerófilo dijo...

¡Qué bella visita!

¡¡Esto si da emoción!!

Me da muchísimo gusto recibirte. Eres muy bien recibida y bienvenida.

Además eres la 10ª visitante.

Eso te da derecho a un premio.

Di la categoría y te enviaré la mejor foto que tenga sobre de ello.

No pidas payasadas, porque entonces no va a haber. (Bueno, pues, pide payasadas y las bajo del internet, pero es más bonito la original ¿no?).

Además me das requete harta envidia. Nunca he hecho el viaje que narras.

Bueno, en camión sí, por la transpeninsular.. Pero me lo imagino "costeando". Un día lo voy a hacer. No sé por qué se me hizo que tú lo hiciste "costeando".

Al igual que tú hija, tienes razón. Cero asco.

Para mí es análogo a comer insectos, Yomi Yomi.

Nunca jamás llegaré a los niveles de tu espacio. Ni lo voy a intentar, pero me es muy grato saber que algo de lo dicho aquí te pueda ser agradable.

Gracias mil.

RRS

Carmen dijo...

Ay Xerófilo, no me andes ofreciendo cosas que luego no me cumplen y ando después despotricando contra ellos, ahi está el mentiroso del Enrico que de él solito salió regalarme un cerdito y ya no me lo dió, me dejó chiflando en la loma. Para mí el mejor regalo es venir pasearme a mis anchas por esta tu casa y dejarme seducir por cuanta cosa dices, investigas, inventas, imaginas y luego ver tus fotos, además no sabría por cuál decidirme. Son tantas tan hermosas. El viaje que hice no fue costeando, simplemente se descompuso dos veces el camión por la carretera trasnspeninsular y recuerdo que gracias a eso el viaje fue verdaderamente enriquecedor, en cuanto a flora y fauna, incluidos los chavos de por allá, anduve licando para todos lados, en fin, harta vida que hay en el desierto. En mi azotea he tratado de tener un pequeño oasis de cactáceas y suculentas, pero la verdad es que le he bajado bastante, ya eran más de cien, tan solo en la azotea, todavía tengo pero te digo ya no tantas: http://saboreartentusiasma.blogspot.com/2007/02/observenlas-bien-no-son-muy-comunes.html
Bueno pues un gusto y ya sabes cuál es mi mejor regalo, gracias

Xerófilo dijo...

Qué quieres que te diga, Carmen.

A la mejor el Enrico ese todavía está engordando el chancho.

Como lo mío es virtual, pues sería relativamente fácil de cumplir.

Pero no es cierto. Curiosamente me pusiste un reto, y difícil, lograr poner buenas fotos para que sigas viniendo.

El viaje costeando debe ser una locura de belleza. Hay un lugar, que no conozco, que se llama "Malarrimo", está a un ladito de Guerrero Negro, hacia el "piquito" de la península flaca.

Ahí llegan desechos de todo el Pacífico. Sí, basura vil. Cosa de las corrientes oceánicas

Quiero conocerlo para recoger basura de lugares ignotos. Sería como viajar al revés ¿no?

Te agradezco enormemente el halago y la fineza.

La referencia que haces a tu jardín está muy bonita. Iré conociendo tu blog poco a poco, saboreándolo. Pero te digo de una vez, la nota con la que marcas ese capítulo, es muy triste "sollozos".

Qué bueno que siga habiendo personas como tú.
RRS

Xerófilo dijo...
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